posiblemente

cuando entré a la habitación la vi:
estaba sorprendentemente grande.

después la corrí de la cama y
empujándola con mi brazo
me acosté.

todos vinieron a verla al otro día
me dieron consejos y yo sólo atiné a pedirles
educadamente
que no den un portazo al terminar la oración,
que si es posible intenten dejarla tranquila.

ahora la veo de reojo
resignado
pensando si será ella la culpable.

cuando despierte crecerá
todavía crecerá un poco más y
no creo que se detenga.








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