panda

paisaje típico el de sombras y hojas acolchonando
el invierno en su precipitada caída
donde puedo verme tirado
usando el perfil y las muelas
para masticar mi dieta de bambú.

con el antifaz descolorido en el frente y el insomnio
bajo los sobacos
soporto la tristeza de saber que a ésta hora
generalmente
los otros osos están invernando.








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sapos

los sapos cuando se mueren se ponen negros
se atoran contra el piso en el suelo el asfalto y
se ponen negros.
la gente cuando se muere se ponen verde
en algún momento se pone verde y
no hay que descartar que a veces la gente
cuando se muere da un brinco un salto
porque sino
dicen las malas lenguas
se llenan de moscas.
los negros cuando se mueren no se mueren de verdad
se quedan un poco vivos y hay quien dice que bailan
los negros cuando se mueren bailan
se les ve el almita bailar dicen.
yo nunca vi a un negro muerto
pero creo que si
que los negros cuando se mueren bailan
eso creo.
cuando vi muerto a mi abuelo heredé un color
yo nunca me había dado cuenta
pero heredé un color.
él estaba flaco contra el cajón cuando se puso blanco
(porque los viejos cuando se mueren se ponen blancos)
me dió su color y me dijo: “tomá tu color y
viví con él como hacen los sapos” me dijo.
ahora sé que cuando me muera me voy a poner negro
también sé que cuando me muera voy a bailar
a bailar como dicen bailan los negros
cuando se mueren los negros bailan mucho
me dijo mi abuelo ahí contra el cajón
el día que se puso blanco
muy blanco hasta darme lastima
porque los blancos no
los blancos no bailan cuando se mueren
no, no bailan me dijo mi abuelo
los blancos se quedan quietitos contra el cajón
bien quietitos me dijo
y se ponen flacos
bien flacos...








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gatitos

no sé como imaginarte.
yo que logré imaginarme todo
que le metí la tristeza por el pico a las palomas
no puedo, ni sé si debo
imaginarte.
el dolor llega despacito al alma pero llega,
creo que una noche te encontré así:
abriendo la boca frente a la pecera, queriendo
tragarle la noche a una sombra.
me hablaste de tu hermano y me hiciste sentir
que en el techo de tu casa te crecían gatitos
porque el amor te llegaba así, en forma de gatitos.
aquel es blanco como el amor y
le pusiste el nombre del amor
y le dijiste: sos mi hijo.
ahora sé como imaginarte,
te imagino como imaginé a todos los hombres
¿con la existencia arrepentida? ¿dándole a la luna
el nombre de sus madres?
abriendo la boca y escupiendo un gatito,
deseando que de la boca te salga una de las hijas
al menos una ¿la hija del recuerdo?
¿la hija del amor de los hombres que imagino?
sólo supiste darle gatitos a éste mundo.
le mostraste la espalda a la existencia
pero quedaste de frente al abismo
¿qué se acaba allí? ¿el ser?
¿los recuerdos? ¿la mirada escrutadora de
tu padre? ¿el padre de los hombres que imagino?
el mundo seguro que no
no termina allí donde comienza
tu pesadilla.








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